De Alquézar a la sierra de Sevil
Una gran sorpresa la que me llevé con esta subida. No conocía la zona y se me ocurrió preguntar en redes (entre todo el ego, postureo y demás ‘adjetivos calificativos negativos’ que se te ocurran que hay por estos lugares, siempre sacas cosas buenas e interesantes) recomendaciones de ‘puyatas’ cercanas a Alquézar-sierra de Guara. Diría que el 90% de las respuestas decían: “tienes que subir al Mesón de Sevil”. Pues para allá que me fui.
“El Mesón de Sevil es un refugio libre de tres plantas, vas a flipar” recuerdo que también me dijeron. “Ya será para menos” recuerdo que pensaba (no sé si lo que pienso yo, tengo que entrecomillarlo, pero como soy ‘escritor rural’ lo voy a dejar así). De verdad que el refugio es de pasarse el juego. Me pareció que plantas ‘sólo’ tenía dos, pero es un auténtico lujo de sitio. Habitaciones hay a patadas, diría que como seis o siete, sin contar las cerradas con llave. Una cocina con un fogón impresionante, que lo mismo cabe una ‘vaca al espeto’. Recibidor de ‘hostal’ y una zona exterior que ya la quisiera cualquier chalet de futbolista jubilado. Un cartel en la puerta indica que la capacidad del refugio es de 20 personas. Sinceramente, me dio la impresión que se podían meter 80. Todo estaba en perfecto estado de conservación, así que si decides hacer uso de él, intenta que parezca que no hayas pasado por allí (mejor borra el ‘intenta’ de esta última frase).
El puerto empieza en Alquézar, aunque podría haber empezado en Radiquero, ya que tiene dos posibles ramales antes de conectar con una única pista principal. De Alquezar poco puedo decir que no sepas, y si no sabes nada de este pueblo, es que estás tardando en visitarlo. De Radiquero si te voy a decir que tienen unos quesos que son oro puro. No me patrocinan, pero me apetecía decirlo, lo mismo alguien de la empresa está leyendo esto y me llega un queso por correo (guiño, guiño). Curiosamente la quesería está en Adahuesca, localidad cercana a Radiquero. Dato que me viene de perlas para enlazar con la siguiente curiosidad (como se nota que en la familia hay periodistas).
Resulta que el Mesón de Sevil y la sierra sobre la que se ubica, pertenece al pueblo de Adahuesca. Si miras el mapa, no tiene mucho sentido, ya que hay municipios más cercanos a la zona como son Radiquero o Alquézar. Según cuenta la leyenda, la peste acabó con los habitantes de varias aldeas de la sierra de Sevil. Tan sólo sobrevivieron dos ancianas, que huyeron a pedir cobijo a los pueblos más cercanos. Tras varios intentos, fue finalmente en Adahuesca donde se las acogió. Como agradecimiento, donaron la sierra de Sevil a los vecinos, con tres condiciones. En primer lugar, cada 20 de mayo debían acudir al paraje conocido como Crucelós, donde serían enterradas, para rezar junto a su tumba. En segundo lugar, en el mismo lugar debían repartir “la caridad” (panecillos y vino) a todos los asistentes. En tercer lugar, el día de Santa Ana (26 de julio) entregarían peras a los niños de Adahuesca, lo que se conoce como el “Correperas”. La ‘versión oficial’ habla de conflictos entre vecinos y pueblos, con reyes de por medio, pero somos muy de leyendas, así que nos quedamos con la de ‘Las abuelas de Sevil’.
En lo que al puerto se refiere (que también hemos venido a hablar ciclismo), es una subida tirando a exigente. ‘Terreno guara’ con algo de piedra suelta pero en condiciones más que aceptables hasta llegar al refugio. Una primera parte que tiende a picar, con tres kilómetros y medio que rondan el 8% de media hasta llegar a San Felices (menudo almuerzo se estaban pegando en una de las cocheras, el día que pasamos). Después de esto, intercambias descansillos con zonas de pendiente moderada hasta llegar a un último tramo de subida realmente picante, con otros tres kilómetros y medio, esta vez por encima del 9,5% de pendiente media.
La última parte del puerto, es un sube y baja por una pista más que pedregosa que te lleva a lo alto de la sierra de Sevil. ¡Panorámica brutal la de aquí arriba! Siguiendo ese mismo camino llegarías a lo alto del Tozal de Asba, primer mirador del Pirineo según un vecino de Lecina, pero eso dará para otra puyata, carrasca milenaria incluida.
Gracias a Laura de www.bguara.com descubrí todo lo relacionado con el Mesón de Sevil, que por cierto, este dato se me pasaba, me comentó que era un antiguo refugio de pastores dentro de la Cabañera que los llevaba de tierra baja al Pirineo (buscando los pastos adecuados para el ganado según la época del año), donde además hubo una aldea en el pasado. Otras curiosidades (cosas chulas) de la zona que se pueden visitar, son las pinturas rupestres de Chimiachas (y su mítico ciervo) o el Castillo de los Santos. ¡Animate a descubrir las rutas que te proponen por Guara!














