De la Selva de Oza a Aguatuerta
Altimetría de la subida a Agua Tuertas (Aguatuerta). Siguiendo la carretera de Hecho hacia el norte, dejando atrás Siresa, el desvío de Gabardito y el barranco de la Boca del Infierno, llegas al refugio de la Selva de Oza. En el puente sobre el río Aragón Subordán, bajo el Castillo de Acher, empieza el puerto. Ojito a la ensalada de datos. Es una subida muy, muy bonita. TOP.
La pendiente es muy llevadera, para todos los públicos. Igual la parte final es algo más dura, pero nada complicado. No asustarse. El terreno está en perfectas condiciones. Mitad asfalto, mitad tierra ‘preta’ donde la bici rueda muy fácil.
Si aparte de pedalear te mola el mundo de las vías ferratas aquí lo vas a tener todo. Al lado del parking de La Mina, poco después de empezar el puerto tienes la vía ferrata de Articalena. Larga, divertida y no muy complicada. Y además, como todo en este sitio, muy bonita. Se combina la ascensión con la vuelta a pie por el GR11. Un bocadillo y un par de birras y ya tienes el día echado.
Dejando atrás el camping y entre el cobijo del bosque de la Selva de Oza, los primeros cuatro kilómetros son asfaltados. Pendiente mínima que te permite entrar en calor disfrutando del entorno. Inmediatamente después, el terreno se abre y el camino se hace tierra. Las vistas de aquí hasta el final van a ser una maravilla.
Vas ganando metros, remontando el valle de Guarrinza en pleno Parque Natural de los Valles Occidentales, donde se encuentra el mayor conjunto megalítico de todo el Pirineo. Restos del neolítico como dólmenes, monumentos funerarios y menhires. Al comienzo del puerto, en plena Selva de Oza se encuentra la Corona de los Muertos, uno de los yacimientos más prolíficos y en los márgenes del río. Junto al camino aparecen los dólmenes de La Fita y Mallo Blanco que junto con el dolmen de Aguas Tuertas, también conocido como la Caseta del Duende, ya en la cima del puerto, hacen la subida más espectacular aún.
Una vez en la cima, junto al refugio, aparece el valle de Aguatuerta en el que el río Aragón Subordán dibuja sus curvas de herradura. Se combina el verde del terreno donde pastan vacas y caballos con el marrón rojizo de las aguas del río. Por muy chulas que te parezcan las fotos, no hacen justicia a lo que percibes en directo. Tienes que ir a verlo porque me lo vas a agradecer. Es más, te obligo a que vayas.