Super Hors Categorie
Col de la Loze. Empezó a sonar este nombre desde que se conoció el recorrido del Tour de Francia del año 2020. «Puerto durísimo con carretera de uso único para ciclistas», «El nuevo Tourmalet», «puede que sea más duro que el Angliru» recuerdo que decían los titulares que salían en prensa por aquel entonces. ¿Qué cojones será aquello?, era lo que se me pasaba a mi por la cabeza.
Conecta las estaciones de esquí de Meribel y Courchevel en los Alpes franceses. Todo un lujo para los amantes del cicloturismo que junto con el tramo que une también a la estación de Val Thorens convierte la zona en un auténtico parque de atracciones. Piscina de bolas para los que disfrutamos de la vida sufriendo cuesta arriba en nuestra bicicleta.
Los números del puerto por su vertiente de Meribel dan una longitud de 21,5 kilómetros a una media del 7’8%. «Largo pero duro» que diría Perico. Sobre el papel puerto de perfil Alpes total. Por esa zona, parecidos en números hay unos cuantos. Sobre el papel, porque una vez que entras en la estación de esquí los números no cuentan para nada. Remontas literalmente una pista que en invierno andará entre roja y negra. Avanzas a escalones, uniendo descansillos con pechugazos de pendientes brutales que hacen que las pendientes medias no se adapten a la realidad. El puerto es duro de narices.
Como decía, se estrenó como final de etapa en el Tour de Francia de 2020, en una jornada con paso previo por la mitiquísima Madeleine (tiene un texto aparte). Más de 3000 metros de desnivel en tan sólo dos puertos encadenados. ¡Respeto! La victoria fue para Superman López, el más listo en un día de miradas eslovenas entre Roglic y Pogaçar. ¡Un espectáculo! El puerto había venido para quedarse. Repetirá seguro en más ediciones de la ronda gala y llegará a convertirse en un clásico. De eso estoy seguro.
Un año más tarde los que estábamos a pie de la Madeleine éramos mi madre y yo. Etapa Saint-Jean-de-Maurienne al col de la Loze con coche de apoyo. ¡Ojito! Coche de apoyo que antes de salir del camping se le había calado tres veces a mi madre. Creo que no le agradecí lo suficiente aquellos días de ruta. Caladas aparte, pedalear con asistencia es la leche y si encima es tu madre la que te acompaña no tiene precio (a ver si así no me deshereda). Volveremos, pero toda la familia y sin tanta prisa.
La Madeleine es preciosa, historia del ciclismo que como he dicho tiene un texto aparte. Bajada hasta Brides-les-Bains y comienza puerto que dicen las pancartas. Hasta el inicio de las pistas de la estación de Meribel da para puerto de primera e incluso categoría especial algo rascado. Es decir, es una buena subida. En las pistas se sale de los rangos de categoría especial. Es una bestialidad de duro y de bonito. Carreterita perfectamente asfaltada en la que únicamente se permite el paso a peatones y ciclistas. Empiezas en un bosque y terminas a cielo abierto divisando los grandes picos alpinos. Recuerdo pasar por un helipuerto, algunos bares con terraza solárium y al dar una curva encontrarme con un señor jugando al golf en un césped que ni el Bernabeu. Y todo esto a más de 2000 metros. Otro nivel lo de los franceses.