De Serraduy al refugio del Coll de Vent
Mítica subida al Coll de Vent (refugio) desde Serraduy. Repechos guapos en este híbrido asfalto-tierra, con algún tramo de ‘cemento rallao’ de los que te hacen perder neuronas.
Lo más bonito en el mundo de las rutas en bicicleta (después de investigar y descubrir lugares por tu cuenta*) es dejarte aconsejar. Dejarte aconsejar por gente que conoce, cuida y divulga la zona a la que tengas previsto desplazarte a pedalear. Más allá de Stravas y demás aplicaciones, hay gente que te puede aportar cosas distintas a datos de velocidades medias o watios. Muy importante (y recomendabe) preguntar. Algo sacarás…
Esta puyata/pujada/puerto me lo recomendó el Javi, que entre otras cosas se encarga de trazar las rutas/loops de BTT/Gravel/Carretera en el Montsec. También me recomendó la subida al Chordal, pero esó dará para otra altimetría. ¡Gracias!
* No me canso (ni me cansaré) de animarte a investigar rutas en bicicleta por tu cuenta. Coge un mapa, interprétalo y sal al monte a dar pedales a ver que te encuentras. Las sorpresas siempre (o casi siempre) son para bien. A una mala, ‘Juan José Google’ en versión satélite ayuda bastante a encontrar caminos a seguir.
El puerto no me sonaba de nada, y es curioso, porque que este año se va a celebrar la XXI edición de la ‘cronoescalada con bajada al Coll de Vent’. Un recorrido con salida y llegada en Serraduy y por lo que me cuentan merece la pena sudarlo por el buen ambiente que se crea.
Dejando atrás el río Isábena, los primeros tres kilómetros de subida son de asfalto. Con medias de pendiente moderadas, algún repecho serio vas a ir teniendo. Con el Turbón a tu espalda (gírate de vez en cuando) vas ganando altura hasta llegar a la entrada de Riguala de Serraduy. Giro a la derecha, empiezas a pisar tierra, y la altura que vas a ganar a partir de ahora va a ser mayor.
Cuatro kilómetros de camino, pendientes medias altas y repechos ‘Hors Categorie’. Sobre todo esas curvas de herradura dibujadas en cemento rallado a un 20%, que para los machacas del ciclismo es un auténtico parque de bolas. ¡Muy bonito de verdad! También te digo que las gotas de sudor que me caían de la frente, hacían agujeros en el suelo. Era Agosto y el sol por aquellos terrenos aprieta…
La llegada al refugio (libre y digno) es una maravilla. Por detrás asoma el mallo Brocoló.