La parte dura de Sierra Nevada
Alto de Hazallanas o alto de Haza Llanas. Lo puedes escribir como quieras, junto o separado. A la hora de subirlo en bici y si vas en grupeta, lo vais a empezar juntos y lo vais a terminar separados. Picos de pendiente brutales, perfectamente marcados con carteles a pie de carretera para recordarte lo que te viene por sufrir disfrutando.
Territorio Sierra Nevada. De hecho es una de las vertientes de acceso al mítico pico Veleta (3394 metros de altitud superando los 2500 metros de desnivel acumulado en una sola tirada, ¡ojito!). Tienes esta subida perfectamente descrita, por su lado clásico, en el libro ‘Grandes puertos de la Vuelta, Itzuliay Volta a Catalunya’ de Antonio Toral. Si te molan las ascensiones ciclistas míticas, déjate unos euros en el que tienes una cantidad de información de la leche.
Descubrí este puerto por casualidad. Un mes de mayo de vacaciones en Sierra Nevada, nos fuimos a alojar justo en la cima del puerto. Para no mentir, fue una casualidad un poco buscada. Recuerdo descender en coche hasta Güejar Sierra para coger algo de cena y pensar ‘pero que cojones es esto’. Carretera estrecha, preciosa, con pendientes brutales y que no paraba de serpentear en curvas de herradura hasta llegar al puente sobre el río Genil. No sé porque, cometí el error de no llevarme la bici (y mira que siempre dejo hueco en el coche cuando voy de viaje).
A primera hora del día siguiente estaba en Granada alquilando una. Una gravel, la única que les quedaba libre. Me valía más que de sobra y para Hazallanas que nos fuimos. Y digo fuimos porque tuve que arrastrar a la Pili conmigo. Suerte que ella pudo alquilar una ebike y disfrutar de la ruta, porque si le hago sufrir aquellas rampas me manda directamente a la mierda. Para terminar el día y ya de bajada, nos cruzamos con varios corredores del Jumbo Visma (Roglic incluido), que tiraban para arriba. Recuerdo pensar en darme la vuelta y seguirlos e incluso porque no, superarlos cual tren de mercancías. Que risas se hubieran echado.
El puerto en sí, tiene algo menos de 5 kilómetros de longitud. Pero como he dicho antes se puedes seguir alargando hasta el Dornajo, Pradollano, Hoya la Mora o la misma cima del Veleta si quieres hacer un último tramo de ‘sterrato’. Según el cartel al inicio del mismo, nada más cruzar el puente sobre el río Genil, marca una pendiente media del 12% con rampas que superan el 20%. Para los que nos gusta sufrir pedaleando, un auténtico parque de atracciones. Carretera poco transitada y en perfecto estado, así que no hay escusa para coronarlo.
Se estreno en la Vuelta en 2013 con final de etapa un poco más arriba, en la zona del Dornajo. Victoria de etapa para un ‘joven’ Cris Horner (camino de los 42 años que iba el tío por aquel entonces), que también terminaría ganando aquella edición de la ronda española. ¡Mis respetos! Repetiría paso en 2017 en una etapa que terminaría ganando ‘Supermán’ López y en este 2022 vuelve a formar parte del recorrido de la Vuelta en una etapa que termina en Sierra Nevada sobre los 2500 metros de altitud. ¿No sería una bonita despedida ver a Valverde levantar allí los brazos?