Distancia
11,5 km
Desnivel
1.229 m
Pendiente media
10,5 %
Km más duro
17,2 %
Altura puerto
2.020 m
Nivel puerto
HC
De Oto al Manchoya
Subida al Manchoya por Ayerbe de Broto. Duro y bonito a partes iguales.
Estás ante una subida fuera de categoría. Dura, muy dura y bonita, muy bonita. Para comenzar la ascensión hay un pequeño enlace por pista desde Oto. Ojo, no me refiero al conductor del autobús escolar de ‘Los Simpsons’ (que molaría), si no a la pequeña localidad del Sobrarbe perteneciente al municipio de Broto.
Este enlace se pedalea siguiendo el curso del mítico río Ara. Único y último río virgen del Pirineo. Salvaje desde su nacimento en el macizo del Vignemale (o Comachibosa, como nos gusta llamarlo aquí) hasta su desembocadura en el Cinca, en plena localidad de Ainsa. “La vergüenza de Iberduero, las gentes de Chanovas” que cantaba el José Antonio en el tema ‘Un País’ de los también míticos Ixo Rai. El intento de presar el río allá por los años 50 y la despoblación ‘forzosa’ (por llamarlo de alguna manera) del pueblo de Jánovas y demás localidades del valle de La Solana dan para un texto aparte.
El puerto en sí, comienza picando de lo lindo. Dos kilómetros al 12% de media para empezar a calentar las piernas. Por si esto fuera poco susto, te vas a cruzar un curioso cartel que dice: “cuidado, vacas peligrosas”. Lo mismo hace que se te olvide el dolor de piernas y estés más pendiente de las vacas que de la propia pendiente de la puyata. Por cierto, yo no vi vaca alguna…
Pasado este tramo, vienen unos kilómetros menos exigentes en los que atravesarás el ‘despoblado’ municipio de Ayerbe de Broto. Lo pongo entrecomillado porque desde hace algunos años, un vecino de Sarvisé está rehabilitando parte de las casas del pueblo. Quedó abandonado en los años 70, donde según el último censo vivían 6 personas. Actualmente pertenece al municipio de Broto.
La última parte del puerto se sale de todas las tablas. El terreno se hace más ‘pestoso’ por el festival de piedras y pedruscos, además de superar tramos prolongados de pendiente que superan el 15% de media. El reto aquí, es no echar el pie a tierra.
¿Y los pros?, te preguntarás. Estás subiendo a uno de los miradores más chulos de todo el Pirineo. Las vistas en la cima son oro puro. Además, tienes la posibilidad de seguir ‘cresteando’ por pista hasta alcanzar la cima del vecino pico Pelopín. El ‘Pelupín’ (como lo llaman en Linás de Broto), el puerto de Yosa y la bajada/subida al despoblado de Otal, dan para otra puyata.