De Bárcabo al mirador de Campo Royo
Estás en Bárcabo, o Barcabo en aragonés. Ojito la importancia de las tildes. Situado al sur de la provincia del Sobrarbe oscense y ubicado dentro del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara y del Parque Cultural del río Vero. ¡No es poca cosa, eh! El municipio lo conforman ocho pequeños pueblos que suman algo más del centenar de habitantes. Mucha suerte tiene esta gente de vivir en un lugar de tantas posibilidades en lo que a naturaleza se refiere.
En primer lugar, el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara poca presentación necesita. Un museo de arquitectura natural donde se mezclan espectaculares gargantas, barrancos, cuevas y valles, además de una gran variedad de flora y fauna autóctonas donde destacan las rapaces. Es una de las reservas de aves más importantes de Europa. Ahora dime que no estás flipando. Pues espera: ¿sabías que Guara es referente mundial en deportes de aventura? Pocos sitios mejores en el mundo para practicar barranquismo y escalada.
Si a todo esto le añades el atractivo del Parque Cultural del río Vero, donde sus numerosos abrigos rocosos con pinturas rupestres han sido declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, no me digas que no sigues flipando. Por aquí ya había gente hace más de 20.000 años, que se dice pronto.
El puerto es una auténtica maravilla concentrada en algo menos de tres kilómetros de subida. Con la pista en perfecto estado de principio a fin, avanzas primero en dirección este buscando el barranco de las Huertas.
La primera mitad de la ascensión es bastante llevadera. Quitando un susto de 100 metros a más del 15%, la pendiente media es moderada, teniendo incluso alguna zona de descansillo. Como he dicho antes el terreno es perfecto, de tierra ‘preta’, apto incluso para subir y bajar en gravel. Tienes momentos en los que el terreno se abre y si miras a tu izquierda verás asomar los Pirineos en toda su plenitud. Néctar supremo. Todo eran risas hasta que llega la segunda parte del puerto.
Te va a tocar ‘pretar’ el culo porque la pendiente media en este tramo está por encima del 13%. Cabeza abajo y a disfrutar sufriendo. Cómo mola cuando, sin darte cuenta, dejas de pedalear y empiezas a dar zapatazos y chepazos. Ciertamente, lo de ‘sin darte cuenta’ me lo podía haber ahorrado. El caso es que es una zona divertida de subir.
Llegando al final tienes un giro total a la derecha, saliendo de la pista principal, para seguidamente afrontar los últimos metros hasta llegar al mirador de Campo Royo, que es la cima del puerto. Es uno de esos sitios a los que hay que ir porque gana en directo, no vale que te lo cuenten.