De Nerín a los Miradores de Ordesa
Con esto se completa el tríptico de Ordesa. Las tres vertientes de Miradores de Ordesa. Te puedes marcar un triplete y hacer un sube y baja por las tres subidas para meterte en las piernas unos 3.500 metros de desnivel en 85 kilómetros. Miradores de Ordesa desde Torla, Buesa y Nerín. ¡Poca broma! Y si incluyes el puerto de Fanlo, te pasas de los 4.000. Un auténtico parque de bolas en la zona más bonita y conocida del Pirineo aragonés.
El puerto en sí empieza en la carretera del cañón. Es la que une Fanlo con Vio, en el desvío que te acerca al pueblo de Nerín comienza la subida.
Puede que sea la que mejor suelo tenga de las tres vertientes. El terreno está perfecto y además (junto con la subida al Zebollar) es uno de los puertos de tierra más constantes de todo el Pirineo. No tiene picos de pendiente o grandes repechos y la pendiente media no llega a ser muy alta en ningún momento. ¡Ojo! No es muy alta pero sí que es alta, que la subida hay que sudarla. Y aquí viene el único contra, el sudor. Te va a ‘cascar’ el sol durante toda la ascensión, así que recuerda llenar tus botellines antes de empezar a sudar.
La parte más dura es la primera y se hace por asfalto. De hecho el kilómetro más duro es el primero que vas a tener. Por si no habías calentado. Pasados los dos kilómetros de ascensión, y dejando el pueblo de Nerín a la derecha, el asfalto se convierte en tierra.
Como he dicho antes, la pista está perfectamente cuidada y la pendiente es constante hasta la cima, rondando el 8% en casi toda la subida. La zona es muy abierta, con preciosas vistas de Fanlo y la sierra de las Mentiras. Como también he dicho antes, no hay sombra. Así que en días de calor y cielo despejado, sobre todo en verano, bien de agua o puede que te derritas y llegues a Fanlo por el barranco de las Palizas. El nombre es real y muy acertado. Mis respetos al que se lo puso.
Una vez arriba, puedes seguir por la pista que bordea la sierra de las Cutas y parar en cada uno de los miradores de Ordesa. Al final del valle destacan los picos del Monte Perdido, Cilindro de Marboré y Sound de Ramón, superando los tres mil metros de altitud. Se les conoce como ‘los Treserols’ o ‘las tres Sorores’ y cuenta la leyenda que en realidad son tres doncellas convertidas en montañas.