De Luna al Santuario de Monlora
Luna. ¡Vaya nombre chulo para un pueblo! Está situado en la comarca de las Cinco Villas, al noroeste de la provincia de Zaragoza. Pertenece al partido judicial de Ejea de los Caballeros y, siendo así, la banda sonora del puerto no la podían poner otros que los míticos Tako.
El río Arba de Biel rodea el pueblo por su lado este y en el puente sobre el mismo río, en la pista asfaltada que te sube al santuario de Monlora, empieza el puerto.
Según informa el Ayuntamiento de Luna en su página web, «el origen etimológico de Monlora puede ser Monte de la Aurora, Monte oloroso o Monte de las flores. En el primer caso, por ser morada de la Madre del Señor, nombrada en los Gozos como Aurora del Sol Divino. Los otros nombres hacen referencia a la frondosidad de la vegetación y variedad de plantas que cubrían el monte, un verdadero jardín botánico según las descripciones que nos han llegado de épocas pasadas».
En la actualidad, el edificio en su cima alberga convento, iglesia, hospedería y restaurante. El monte sobre el que se asienta el mismo es conocido como la Atalaya de las Cinco Villas. Cuando subas allí descubrirás el porqué. ¡Vaya lujo de mirador! Al norte, los Mallos de Riglos, Peña Oroel y cumbres pirenaicas; al este, Sierra de Guara y al sur, el Moncayo. La zona está pidiendo prismáticos a gritos porque tiene vistas a 360 grados.
Carretera o pista perfectamente asfaltada, lo puedes llamar como quieras. Terreno de lujo donde la bici rueda fácil debido al buen estado del asfalto. Subida corta sin pendientes excesivas, por lo tanto es un puerto accesible para ciclistas de todos los niveles. Y te doy un plus más: no sé si sería casualidad, pero cuando me acerqué a medir, el viento empujaba (y mucho) ayudando bastante a ir ganando metros. Vuelas para arriba que ni Pantani en Alpe d’Huez. Habría que preguntar a la gente de la zona si es lo habitual. Anímate y acércate a conocer este rincón aragonés.
La cosa empieza suave, con algo más de medio kilómetro que apenas supera el 4% de pendiente media. Pasado esto la pendiente sube un poco, sin llegar a ser excesiva, hasta llegar a un largo descansillo en la zona conocida como Virgen del Camino.
Dejando atrás esta zona es donde viene la parte dura del puerto. Algo menos de dos kilómetros que rondan el 7% de pendiente media, con un tramo prolongado que alcanza el 8,5%. Llegando a la última curva de herradura es donde la pendiente se estabiliza para llegar casi llaneando a la cima del puerto.
Aquí ya sólo te queda disfrutar de las vistas.