Reto Inés 2023 Pirineo francés
Existen muy pocas razones por las que yo me pueda colgar un dorsal, pues esta es una de ellas. RETO INÉS 2023. 5000 metros de desnivel en un recorrido libre, para dar visibilidad a la lucha contra la leucemia infantil. ¡Pues allá que vamos!
No sé bien porque (título de un temazo de Barricada, de nada), pero este año tengo el cuerpo de puertos míticos, y eso quiere decir Pirineo francés. Empiezo a diseñar mentalmente la ruta a seguir y se me ocurre que puede ser muy bonito terminar en Tourmalet. ¿Qué puede haber más mítico que eso? Por su vertiente de Saint Marie de Campan me salen 1260 metros de desnivel, así que sólo me quedan 3740.
Una de las últimas apariciones en el Tour es el col de Portet, un puertarraco, y no queda lejos. Los puedo unir con una de las subidas más bonitas del Pirineo en general, la Hourquette d’Ancizan. Con todo esto, paso de los 3500 metros de desnivel. Empiezo a pensar en hacer un bucle en el col de Aspin, coger Val Louron (primer amarillo de Miguelón en 1991) y Peyresourde, pero no termino de afinar la ruta. De repente se me enciende la bombilla, ‘los lagos’. La subida a Cap de Long y Aumar, con estos ya tengo los 5000 que buscaba.
Col de Cap de Long – Lac d’Aubert – Col de Portet – La Hourquette d’Ancizan – Col du Tourmalet
¡Tenemos etapa! Sólo me queda desplazarme hasta ese paraíso del cicloturismo que es Saint Lary Soulan y empezar a dar pedales. Otros paraísos del cicloturismo (información que mola) pueden ser Bagneres de Luchon, Luz St. Sauveur o Ax les Thermes.
Empiezo con ‘la subida a los lagos’, Cap de Long y Aubert (previo paso por Aumar). De los puertos más desconocidos de Pirineos (esto no sé si es bueno o malo). ¡Bonitos de cojones! Muy diferentes en paisaje a sus vecinos. Combinan rectas, con sucesiones de curvas de herradura (lacets) en medio de un paraíso de roca y pino. Todo lo que escriba no le va a hacer justicia, hay que verlos. Siempre había pensado que la ausencia del Tour por estos lares, se debía a que estaban dentro de Parque Nacional. Investigando, me doy cuenta que sus cimas se quedan justo a las puertas del mismo (Aubert está dentro del Parque Natural del macizo de Neouvielle). ¿Terminaremos viendo un final de etapa en estos lagos?
Descenso hasta Saint Lary y plato fuerte del día. Col du Portet. Puede que sea el puerto más duro de Pirineos (cambia el ‘Puede que sea’ por ‘Es’). Corría el año 2018 cuando el Tour de Francia anunciaba el ‘descubrimiento’ de una cima que daría que hablar. Una continuación de la mítica subida a la estación de esquí de Pla d’Adet, para llegar a coronar los 2215 metros de este nuevo coloso que vino para quedarse. Pla d’Adet de por sí, es duro. Más duro de lo que pueda parecer mirando su gráfica (que ya parece duro). Su orientación y los muros de piedra que escoltan la carretera, hacen que sus primeros kilómetros sean una auténtica caldera. La sensación de calor se multiplica por tres y hace que vayas ‘tostao’ para lo que queda de subida (que no es poco). Estoy convencido que en la placa homenaje a Raymond Poulidor (el gran Pou Pou, abuelo de Van der Poel), se pueden freír huevos de junio a septiembre.
Lo siguiente en la ruta es la Hourquette d’Ancizan. Un puerto de paso relativamente nuevo en lo que al Tour se refiere, que vino para ‘descargar de trabajo’ al mítico col de Aspin. Perfecto para realizar los encadenados de etapa que tanto gustan a ‘la Grande boucle’. Subida preciosa de asfalto rugoso que por su porcentaje da para un buen ‘primera categoría’. Si la subida es preciosa, la bajada hacia el Lac de Payolle es ‘Hors Categorie’. Pasa como en los lagos, todo lo que escriba no le haría justicia, así que no te queda otra que acercarte a verlo con tus propios ojos.
Ya ‘sólo’ queda el Tourmalet. Un parque de atracciones para los frikis del mundo de la bicicleta. «Muy buena carretera STOP Totalmente aceptable STOP». El paraíso para los amantes de lo que llaman ‘el ciclismo de antes’. A mí estar aquí me pone los pelos de punta. Al comienzo del puerto tienes la estatua homenaje a Eugène Christophe. En realidad es un homenaje a su horquilla, la de su bici. Aquella que partió bajando Tourmalet en el año 1913. Diez kilómetros tuvo que hacer corriendo con la bici a cuestas para llegar a pie de puerto, buscar una forja, y soldar la horquilla con sus propias manos. Por aquel entonces estaba prohibida cualquier ayuda externa al ciclista en carrera. Él se apañaba absolutamente todo. ¡Ojito! A Eugène, aquel día le penalizaron porque un niño le había ayudado a encender el fuego para calentar la forja. Hay una pancarta informativa en el punto exacto donde partió la horquilla, donde yo ya voy con las neuronas justas para seguir pedaleando y no caerme. Recuerdo que Perico siempre dice que lo peor son las viseras, llegando a La Mongie. Que razón tiene el jodido, voy pensando mientras paso por allí.
Llego a la cima y termina la etapa. Están en obras, no hay cartel de puerto y tampoco han subido a Octave Lapize, ‘el gigante plateado’. El mismo que en carne y hueso gritaba asesinos a los organizadores del Tour en la primera etapa pirenaica de su historia. Para un mitómano como yo, es una auténtica putada.