
Distancia
73 km

Desnivel
2.500 m

Puertos
5

Pueblos en ruta
4

Cima Coppi
1.630 m

Puerto más duro
El Estuche
Rodeando el valle de la Garcipollera
Vuelta circular en BTT al mítico valle de la Garcipollera con salida y llegada en Jaca. Cinco puertos de montaña repartidos en poco más de 73 kilómetros de ruta, para acumular algo más de 2500 metros de desnivel positivo. Recorrido de media/alta montaña pirenaica por uno de los sitios con más encanto del Pirineo aragonés.
La Garcipollera es un valle que podría decirse que ‘pasa desapercibido’. Uno de esos sitios a los que ‘se va de propio’ (esto es más aragonés que Goya). Enclavado entre valles más turísticos como son el del Aragón y el valle de Tena, en sus entrañas parece que se haya detenido el tiempo. A mediados del siglo pasado, el Estado procedió a su expropiación para reforestarlo y evitar así el arrastre de sedimentos hasta el embalse de Yesa. Ojo que estamos hablando de más de 40 kilómetros en línea recta de un punto a otro. Lo que puede cambiar la vida en tierra alta, una gran construcción tierras abajo. Tanto como que los habitantes del valle tuvieron que marcharse y buscar otro lugar para vivir. Se creó entonces una Reserva Nacional de Caza y se introdujeron tres ciervos procedentes de Toledo (esto me ha flipado bastante cuando buscaba la información). El trío se multiplicó (y de qué forma) y hoy se contabiliza la mayor población de venado de todo el país. Algo muy curioso (y también bonito) es adentrarse en el valle a escuchar la berrea a principios del otoño.
Como he dicho antes, el punto de salida (y llegada) es la ciudad de Jaca. Y nada más empezar, te viene la primera subida a cara de perro (sudando desde el minuto cero). La primera puyata es el monte Albarún, también llamado Alvarín. Con sus 1550 metros, es el punto más alto de la sierra de Badaguás. Utilizando una de las pistas de su vertiente sur, te vas a encontrar tramos de pendiente bastante picantes. Las vistas a 360 grados de su cima, bien merecen el esfuerzo.
Siguiendo la cresta de la anteriormente mencionada sierra de Badaguás, llegas ‘casi sin enterarte’ a la segunda puyata de la ruta, el cerro la Vall. Punto de conexión entre los valles de la Garcipollera y Acumuer, con la Val Ancha. Tras una corte e intensa bajada y un giro a izquierdas, encaras la tercera puyata del día, el collado de Ocals.
Llegando a la cima de este tercer puerto tienes uno de esos repechos que te dejan tocado (pica mucho). Aviso antes de que me piten los oídos. Eso sí, todo lo compensa las vistas que vas a tener delante. Imponentes aparecen ‘las piedras’ de la sierra de La Partacua en su cara sur. Siguiendo el cortafuegos hecho pista (aunque esto es salirse del track, pero por añadir más) llegarías al mal llamado refugio del Femal (y digo mal llamado porque no recuerdo el nombre real y le he puesto el de un paraje cercano). Las vistas allí arriba son crema de breva.
Volviendo a nuestra ruta y con el descenso del collado de Ocals casi en el bolsillo, llegas a la pista principal del mencionado valle de la Garcipollera. Pedaleas paralelo y siguiendo las aguas del río Ijuez, el mismo río que con el paso del tiempo ha ido moldeando el valle. De la tierra pasarás al asfalto para que una vez llegues a Bescós, afrontes la cuarta y más larga puyata de la ruta.
La Punta de la Selva podría denominarse como ‘tesoro oculto’ en esto de los puertos de montaña. Mirador precioso del valle del Aragón, quizá algo más conocido por su vertiente de Villanúa, que es por donde vas a bajar. Esto puede que se deba al paso por el despoblado de Cenarbe. Ojo que he dicho despoblado y no abandonado. Llamar a las cosas por su nombre es importante, en el caso de estos lugares, todavía lo es más. Por cierto, ya que digo lo de llamar a las cosas por su nombre, en Aragón tenemos tres lenguas; aragonés, catalán y castellano (por no hablar de los numerosos ‘derivados’). No sé si venía al caso, pero me apetecía decirlo. Precioso por cierto, y volviendo a la ruta, es el viaducto de Cenarbe, por donde sube y baja el ‘Canfranero’ (mítico recorrido de tren pirenaico). Siempre que digo ‘Canfranero’ me viene a la mente la canción ‘El tranvía verde’ de Ángel Petisme (ya tienes algo que buscar en Youtube).
Ya en Castiello de Jaca, ‘sólo’ te queda una última puyata que afrontar en la ruta. Y entrecomillo el sólo, porque la historia pica de lo lindo. Algo más de cinco kilómetros al 9,5% de pendiente media. Vas ganando altura mediante bonitas curvas de herradura, en un terreno que está bastante alejado de ser cómodo. Si las vas contando, ya me dices cuantas curvas te salen. ¿Más o menos que en Alpe d’Huez?
Cruzando la sierra de los Ángeles y pasando por la ladera del monte Grosín, llegarás al mismo punto donde has empezado el día, la bonita ciudad de Jaca.
Bonus track: ruta sólo apta para BTT, hay caminos que suelen estar más trillados. Además de esto, tienes ‘escapatorias’ para hacer alcorces en la ruta casi en cada cruce. Se encuentran fácil en el mapa y vienen guay si vas justo de fuerzas o de tiempo (o las dos cosas a la vez).