De Laspuña a La Collada
Subida al collado de La Collada (lo mismo el juego de palabras viene por ahí) por su vertiente de Laspuña. Casi nada conocía de este puerto hasta hace muy poco. Un poco su zona inicial asfaltada hasta Ceresa, y nada del tramo de pista de tierra como tal. Gracias Andrés por la recomendación de altimetría. La puyata (como dijiste) pica de lo lindo (cosa que por otra parte mola).
Como curiosidad y dentro de la sección de ‘cosas que no le importan a nadie’, casi no vuelvo a casa el día que me acerqué a grabar la subida (por lo menos en coche). Me quedé sin pila en el mando del coche a pie de puerto, a mitad de vestir (pero decente) y con casi todas mis cosas dentro. Coche cerrado y yo sin poder abrir, la bici estaba fuera así que se me ocurrió pedalear hasta Escalona a ver si encontraba una tienda que vendiera pilas, o pata de cabra en su defecto (esto último es broma). La encontré y pude regresar al coche pero no abrirlo. No sé porque no funcionaba ni con pilas nuevas. Llamé a la Pili para explicarle todo y me dijo (además de “¿pero tú eres imbécil?”) que podía abrirlo tirando de cerradura clásica (en mi defensa diré que estaba escondida tras un embellecedor). Ahora sí, abrí el coche, terminé de ateclarme y coger mis cosas, y le fui a dar una cebolla de Fuentes a los dueños de la tienda (se la había prometido si abría el coche). A veces me gusta presumir de pueblo repartiendo cebollas a amigos y conocidos y daba la casualidad que tenía alguna por el coche (no quieras saber porque). Al día siguiente la llave funcionaba con las pilas viejas como si nada. Muy surrealista todo.
La pendiente y por lo tanto la subida, empiezan en el puente sobre el río Cinca de la carretera que te acerca a Laspuña. Pueblo navatero por excelencia. Antiguo oficio (el de las navatas) que consistía en bajar la madera de los bosques pirenaicos a tierra baja por el río, mediante unas ‘balsas’ hechas de la misma madera que querían transportar. Siempre me ha parecido espectacular, tanto la idea como la realización de la misma. Eran muy listos nuestros ancestros, mucho más que nosotros. Hoy en día y con el oficio perdido, se celebra un descenso conmemorativo del río en navata uniendo el tramo de Laspuña con Ainsa, en lo que es un día de fiesta. Tradiciones de las que mola mantener.
La primera parte de la puyata es ‘bastante llevable’ (quitando algún que otro repecho prolongado). Y digo ‘bastante llevable’, porque nada comparado a lo que te viene una vez que empiezas a pisar tierra. No sólo por el cambio de la ‘comodidad’ del asfalto, si no por el cambio de pendiente. De media alta, pasa a ser muy alta.
Concretamente unos 6 kilómetros por encima del 11% de pendiente media. ¡Poca broma con la Collada! Vas ganando altura muy rápidamente mediante bonitas y picantes eses, zetas o curvas de herradura (como más te guste llamarlas). El terreno está bastante aceptable, aunque algún tramo de piedra suelta te vas a encontrar se puede rodar ‘si problema’ (si no cuentas el 11% de pendiente media como un problema).
No sé porque no lo he comentado antes, pero estás pedaleando a los pies de Peña Montañesa. “Igual que a los pies de Peña Montañesa, las ruinas de…”. Siempre vamos a defender (además del Pirineo) la buena música, ¡esos Rondadors! Concretamente pedaleas en la parte noreste de la mítica Peña Montañesa, para coronar en la parte norte de sus faldas, por encima de los 1500 metros de altitud. Aunque no se llega a ver, Cotiella te queda justo delante (para saber si es verdad lo que te digo, tendrás que subir a Muro de Bellós, pero eso es otra historia)
Me comenta Fran (gracias por la info) que el puerto se puede hacer de paso, y tiene otra vertiente más bonita y menos dura. Tocará investigarla, porque yo bajé por donde había subido y terminé de cabeza en el Cinca. El sol en verano aprieta de lo lindo en esos lugares.
También me llega otra propuesta de ruta circular de José A. Una de las cosas más chulas de esto de las puyatas son las propuestas, no dejéis de hacerlas!